La palabra soufflé (suflé) proviene del participio pasado del verbo francés souffler que significa soplar o inflar. El soufflé es un plato ligero elaborado al horno con claras de huevo batidas a punto de nieve y combinadas con una base que le proporciona sabor y textura. Puede ser de dulce o de sal, por lo tanto se puede servir como entrada, como postre y acompañado de una ensalada constituye un plato principal a la hora de la cena.
Cuando sale del horno, el soufflé es
grande e hinchado, y suele bajar tras 20 o 30 minutos. Este puede ser hecho en
recipientes de todos los tamaños, pero es tradicional hacerlo en una especie de
“copa de soufflé” denominada ramekín.
Es difícil encontrar registros sobre quién lo creó o cuándo. Aparece en los menús y recetas gastronómicas a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, sobre todo en los banquetes de la “belle èpoque”.
Es difícil encontrar registros sobre quién lo creó o cuándo. Aparece en los menús y recetas gastronómicas a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, sobre todo en los banquetes de la “belle èpoque”.
Se puede hacer soufflé de
legumbres, de queso, pollo, atún, frutas, etc. La receta que voy a compartir
hoy con ustedes es dulce y he escogido las fresas para la elaboración de este
delicioso manjar. Originalmente esta receta era con frambuesas, pero como en mi
tierra son de difícil consecución opté
por las fresas y el cambio resultó bueno.
Ingredientes:
175 g de fresas
225 ml de leche
4 huevos medianos
90 g de azúcar
3 cucharadas de harina
½ cucharadita de vainilla
Calentar el horno a 190ºC. Engrasar y espolvorear con azúcar los moldes. Abrir los huevos y separar las claras de las yemas. Apartar 3 cucharadas de leche y llevar el resto a hervir.
En un bol resistente al calor mezclar tres cucharadas de leche con las yemas, tres cucharadas de azúcar, vainilla y la harina hasta conseguir una pasta. Añadir la leche caliente y batir.
Devolver la mezcla a la olla y llevar al fogón hasta que espese. Luego apartar del fuego y reservar.
Calentar el horno a 190ºC. Engrasar y espolvorear con azúcar los moldes. Abrir los huevos y separar las claras de las yemas. Apartar 3 cucharadas de leche y llevar el resto a hervir.
En un bol resistente al calor mezclar tres cucharadas de leche con las yemas, tres cucharadas de azúcar, vainilla y la harina hasta conseguir una pasta. Añadir la leche caliente y batir.
Devolver la mezcla a la olla y llevar al fogón hasta que espese. Luego apartar del fuego y reservar.
Licuar 100 g de fresas, sin agua y luego colar para hacer un coulis. Picar el resto y reservar.
Batir las claras a punto de nieve y añadir el resto del azúcar para hacer un merengue espeso y suave.
Incorporar una cuarta parte del merengue y el coulis de fresas a la mezcla de las yemas, luego agregar el resto del merengue y los trocitos de fresas, con movimientos envolventes, hasta que la mezcla esté uniforme. Poner la mezcla en los moldes.
Hornear durante 25 minutos aproximadamente o hasta que hayan crecido y tengan un bonito color dorado.
Servir con helado de vainilla o nata.