En repostería el sabor es muy importante, pero sin duda también la presentación, por lo que terminar tu pastel con un glaseado brillante como un espejo le aporta un plus de acabado que le dará un aspecto de pastelería profesional.
A la hora de glasear, los pasteles deben de estar bien fríos o incluso haber pasado un buen rato en el congelador, para que con el contraste del glaseado caliente quede un acabado liso y fino, pero sobre todo con un brillo inigualable. Vamos a necesitar un termómetro de cocina para poder medir con exactitud la temperatura de nuestra mezcla.
Este glaseado se puede hacer con chocolate blanco y luego darle el color que queramos, pero también se puede hacer directamente con chocolate negro, como la receta que les voy a compartir hoy.
Ingredientes:
125 g chocolate cobertura
25 g cocoa
150 g azúcar
120 g leche condensada
120 ml agua
10 g gelatina sin sabor
Saque la torta del refrigerador y colóquela sobre la rejilla. Deje caer el glaseado a baja altura y moviendo la mano por toda la superficie para no hacer huecos en el chantillí (se me dañó la foto que explica este paso).
Decore a gusto. En este caso con rosetones de chantillí y galletas oreo.