El praliné es una reliquia de la confitería y repostería
francesa. Consiste en la mezcla de un fruto seco (avellana o almendras) y
azúcar derretida. Después se procede a triturar la mezcla. Al comenzar a
triturarse primero se aprecian trozos de
frutos secos con caramelo. A esto se llama pralín. Después de triturar durante un tiempo, los frutos secos empiezan
a soltar aceite que al emulsionarse con el azúcar, dando como resultado la crema praliné.
El praliné es en sí una deliciosa golosina, pero también
se usa como ingrediente para la preparación de platos más elaborados como
soufflés, relleno de tartas o turrones. Nació en el siglo XVIII y su nombre se
debe al duque de Choiseul, mariscal de campo francés y conde de
plessis-Praslin. Su cocinero principal fue el primero en combinar azúcar
líquido con trozos de almendras, al derramar por accidente caramelo sobre
almendras molidas. Al enfriar la mezcla, la partió en trozos y la trituró,
dando como resultado esta crema dulce, que fue aceptada como ingrediente de
dulces y postres. Más tarde se empezó a
conocer en otros países de Europa como Bélgica, suiza e Italia.
Ingredientes:
200 g de azúcar
200 g de almendras
Pelar, trocear y tostar las almendras.
En una cacerola de fondo grueso llevar el azúcar al fuego hasta que se derrita y tome color caramelo claro.
Bajar del fuego, agregar las almendras tostadas y remover rápidamente para que se integre bien el caramelo.
Engrasar ligeramente una placa de metal y vaciar el praliné, extender para que se enfríe.
Luego se pica o se tritura y se le da el uso que queramos.