sábado, 18 de septiembre de 2021

SAVARIN

                              

El savarín es un bizcocho tierno y bañado en un almíbar de licor que le da el sabor y textura característicos. Se elabora en un molde con hueco en el centro para repartir mejor el calor y luego se rellena ese hueco con nata y frutas.

En el siglo XIX este pastel fue bautizado como savarín en honor al gastrónomo francés Anthelme Brilant-savarín, autor de la filosofía del gusto, el primer tratado de gastronomía.

Lo único fundamental a la hora de hacer este pastel, es usar el molde adecuado, el molde savarín de rosca y con un fondo semicircular permite el correcto levado de la masa, además de favorecer el baño de jarabe que se le da posteriormente al horneado.

Ingredientes:

250 g de harina de fuerza

2 huevos

70 ml de leche

70 g de mantequilla

5 g de levadura seca

50 g de azúcar

3 g de sal

Para el almíbar

1/2 litro de agua

250 g de azúcar

1 raja de canela

1 trago de licor

Para decorar:

200 ml de nata

Frutas frescas




En un bol se mezclan la harina con la sal y el azúcar. 










Se hace un volcán y en el centro se pone la levadura disuelta en la leche templada, los huevos y la mantequilla pomada. 







Se revuelve bien hasta integrar todos los ingredientes. Este proceso se puede hacer a mano, pero si se tiene un procesador es mejor. 









La masa es semilíquida y bastante pegajosa así que se deja reposar en el bol, se tapa con un paño de cocina y se deja leudar durante dos o tres horas hasta que doble su volumen. 








Cuando la masa ha leudado, se desgasifica y se coloca en un molde de corona que hemos engrasado y enharinado.  









Se deja de nuevo en reposo, tapada en un lugar cálido para que vuelva a leudar. Cuando ha doblado su volumen, se hornea a 200°C durante unos 30 minutos.








Mientras se hornea el bizcocho, se prepara el almíbar. Para ello se pone en una olla el agua, el azúcar y la canela y se deja hervir durante unos 15 minutos o hasta que tenga la consistencia de jarabe y luego se añade el licor.






Cuando el savarín está listo, se desmolda todavía caliente.  







Cuando refresque  se vuelve a meter en el molde o se coloca sobre una rejilla y se baña con la mezcla de almíbar y ron que debe estar tibia. Se deja enfriar mientras el bizcocho va absorbiendo todo el líquido.








Para servir, se desmolda y se adorna con nata montada y fruta fresca.


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